Excelente y soberbia novela histórica a la que hacía mucho tiempo que quería "hincarle el diente" y hasta ahora no había tenido oportunidad.
La historia del emperador Juliano es muy interesante a pesar del poco tiempo que estuvo gobernando en la Roma imperial del siglo IV de nuestra era y en esta novela se representa de una manera excepcional la compleja personalidad de este filósofo helenista, pagano, en contra de la religión cristiana que pocos años antes se había convertido en la religión "oficial" del Imperio romano a partir del año 313 y el gobierno de Constantino.
Pero no sólo eso, el personaje es lo suficientemente complejo, tan lleno de matices que no se puede simplificar en pocas palabras su personalidad, pero en la novela queda perfectamente retratado y desde un punto de vista objetivo a través de sus memorias y con algunos comentarios a las mismas que son realizadas por dos filósofos que lo conocieron en vida y que quieren recuperar su memoria para la humanidad, lamentablemente sin conseguirlo. Este emperador siempre ha estado en la Historia desprestigiado y vilipendiado por los cristianos que se convirtieron ya sin oposición, una vez desaparecido Juliano en la religión que llegó a gobernar el mundo y que hoy en día todavía tiene mucho poder.
Juliano trató en su reinado la desaparición de la religión pagana, según él, pero lejos de hacerlo como sus anteriores predecesores a base de la ejecución de sus fieles y de las blasfemias sobre los mismos, lo quiso hacer desde el punto de la razón y la filosofía, ensalzando los mitos griegos, basados en dioses inmortales y no en un ser humano que murió. El punto de vista y las opiniones del protagonista están muy logradas, y tienen una alta credibilidad dado que sólo habían pasado 300 años de la muerte de Cristo y para las personas de esa época era un acontecimiento relativamente reciente y la religión católica todavía andaba en pañales y estaba construyendo los pilares para su consolidación.
Y no sólo esto, también la novela comenta las campañas bélicas de Juliano en Occidente donde cosechó un éxito extraordinario y su fracaso al atacar Oriente por su excesiva y desmedida ambición y también por su superstición pagana que llegó a creerse un nuevo Alejandro Magno, capaz de llegar al final del mundo conocido y crear el mayor imperio jamás poseído, superando al gran Alejandro.
En general es una novela densa, profunda, no es sencilla de leer, pero aporta un conocimiento de la historia que vale la pena conocer. La recomiendo ampliamente, y para aquellos amantes de la novela histórica, esta obra es uno de sus más grandes ejemplos y por tanto es imprescindible.
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